¿Existe una Verdad?
¿Hay algo que necesitas saber que aún no sabes que necesitas saber? La respuesta sencilla es no; sin embargo, vamos a tratar de explicarlo con un ejemplo simple: imaginen que están frente a una pared muy alta, de esas que usan los escaladores para practicar sus piruetas y que se encuentran en algunos centros comerciales, vista desde el suelo, esa pared tiene muchos salientes de diferentes tamaños y relieves que le sirven de apoyo al escalador mientras sube. Esos salientes de la pared están distribuidos a lo largo, ancho y alto de la superficie, normalmente un escalador utiliza algunos para apoyarse y otros no, su objetivo es alcanzar la cima, los salientes solo son medios para alcanzar su objetivo.
Si tomamos como analogía que cada saliente de la pared es una persona en un momento determinado de la vida presente, en el hoy y en el ahora, pues, estamos hablando de miles de millones de salientes en una inmensa pared llamada Planeta Tierra. Ningún saliente está en las mismas coordenadas de otro, cada uno está en una posición diferente respecto a los otros y respecto a la pared completa, de aquí se desprende una condición muy valiosa de entender: cada uno tiene una perspectiva diferente de la pared que sube el escalador.
Probablemente usted piense que eso es cosa sabida, todos somos diferentes; pero olvida una pregunta muy importante: ¿está consciente de esa diferencia? Usted no puede andar por allí pensando que tiene la razón, creer que los demás están equivocados es la equivocación principal que comete el individuo descuidado. Todos somos ¡son! una saliente necesaria en esa gran pared, si perdemos de vista esta gran verdad nos llenamos de prejuicios y decidimos mal. Una persona cualquiera tiene a su alrededor otro grupo de personas que le son afines en valores culturales, sociales, económicos y morales, con estas personas es más fácil congeniar porque se coincide con ellos en muchos temas, pensar; sin embargo, que las personas de otro lugar de la gran pared no tienen nada valioso para nosotros es una gran estupidez.
La sociedad hace esfuerzos continuos para acelerar el proceso de acercamiento entre las personas, especialmente sus jóvenes, por eso existen las escuelas formales y las “escuelas de la vida”, por eso el advenimiento de Internet y las Redes Sociales supone un profundo cambio de época, por eso la tecnología está orientada a las masas, más allá del dinero que motiva a muchos creadores y emprendedores, está el íntimo deseo de los “otros cuerpos” de que “alguien” por allí les dé una certidumbre que alivie su natural angustia existencial.
Cuando hablamos de “Verdad” como una certidumbre que algunos alcanzaron, otros están a punto de alcanzar y los menos afortunados aún siguen alejados de ella, estamos en presencia de una simple manipulación o, en el mejor de los casos, de un error de percepción. Una persona puede enseñarle a otra si esa otra está en posición de aprender, enseñar y aprender es un proceso continuo entre los “otros cuerpos”, recuerden que este cuerpo vive en una constante búsqueda de “sentido” para su propia existencia, su naturaleza lo impele a buscar en los demás las pistas de su propia búsqueda.
Muchas verdades nuestras no pueden imponerse o incluso enseñarse a otras personas, cada uno es un saliente distinto en esa gran pared y a veces no quiere y otras veces no puede “saber” eso que nosotros creemos muy importante. La “Verdad” entonces no es algo real, forma parte de esos conceptos abstractos donde el “otro cuerpo” encuentra alivio intelectual a su odiada incertidumbre, mientras el cuerpo biológico piensa solo en comer y en aparearse, el “otro cuerpo” busca explicaciones sofisticadas y presume de ello, el ser humano, atrapado en esa feroz lucha de cuerpos tan distintos, mira de nuevo su teléfono y trata de evadirse con el entretenimiento del momento.